Bugeikan

viernes, 15 de junio de 2007

EL BUSHIDO

El Bushido

El credo del samurai
  • No tengo padres; hago del Cielo y la Tierra mis padres.
  • No tengo poder divino; hago del honor mi fuerza.
  • No tengo recursos; hago de la humildad mi apoyo.
  • No tengo el don de la magia; hago de mi fortaleza de ánimo mi poder mágico.
  • No tengo vida ni muerte; hago del Eterno mi vida y mi muerte.
  • No tengo cuerpo; hago del valor mi cuerpo.
  • No tengo ojos; hago del resplandor del rayo mis ojos.
  • No tengo orejas; hago del buen sentido mis orejas.
  • No tengo miembros; hago de la vivacidad mis miembros.
  • No tengo proyecto; hago de la oportunidad mi designio.
  • No soy un prodigio; hago del respeto al Dharma (Doctrina) mi milagro.
  • No tengo principios; hago de la adaptabilidad a todas las cosas mis principios.
  • No tengo amigo; hago del espíritu mi amigo.
  • No tengo enemigo; hago de la distracción mi enemigo.
  • No tengo armadura; hago de la benevolencia y la rectitud mi armadura.
  • No tengo fortaleza; hago de la "sabiduría inmutable del espíritu" mi fortaleza.
  • No tengo espada; hago del "silencio del espíritu" mi espada.

    Historia del Bushido
    Debido al desarrollo de la clase militar durante el período Heian (principio del siglo VIII), los guerreros que habían estado cultivando su fuerza militar como ayudantes de los nobles, llegaron a constituir a cambio de ser simplemente hombres de armas, una clase honorable que ocupara una capa superior de la sociedad, como personas de un caracter idealista que poseían la médula de las artes bélicas, reuniendo la sabiduría, benevolencia y valor. Las causas que impulsaron el nacimiento de la clase militar fueron las dos guerras civiles de Hogen (1156 A.J.) y de Heiji (1159), que se libraron alrededor de la Corte Imperial de Kyoto en las cuales aquellos hombres adiestrados en el arte de la guerra, pretendían influir en la sociedad. Por lo tanto, la formación efectiva de una ética específica de los guerreros llamada "Bushido", se puede decir que fué estableciéndose en definitiva conforme iba gradualmente organizándose en forma, el feudalismo que duró desde que apareció el gobierno feudal de Kamakura, a fines del siglo XII, hasta mediados del siglo XIX.
    A medida que se acrecentaba la importancia de la posición político-social de la clase guerrera, el concepto moral necesario para la vida colectiva, desarrollado dentro de la misma clase militar, llegó a ser reconocido como el que debía ser la norma de la sociedad. Es decir: la conciencia y acciones basadas sobre los principios de la moral, desarrollados y observados entre los guerreros, constituyeron el "Bushido". Aunque su desenvolvimiento se relacionaba íntimamente con el régimen feudal, se ligaba en el fondo con el sentimiento de solidaridad de las agrupaciones familiares, que había crecido dentro del régimen familiar desde la época antigua. Puede decirse que el "Bushidô" tuvo su origen en las costumbres formadas entre los japoneses desde antiguo, sobre todo en el espíritu de corporación peculiar de la nación y su moral social basada sobre ella, influenciada después por las ideas del Budismo y del Confucianismo. Los sublimes pensamientos que expresan las poesías en Man'yô-shû como "...desearía morir al lado de mi Augusto Soberano", y "...ser descendientes de los héroes que se distinguieron honrosamente", le sirvieron de base, y desde que se estableció la hegemonía de la clase militar medieval, que subsistió al nacimiento del Gobierno feudal de Kamakura, quedó establecida en el Japón la clase social de los Samurai.
    El individuo se comprendía como parte de un todo, de un conjunto, y la conducta que debía observar se caracterizaba por una actitud carente de codicia y de deseos y por el cumplimiento de acciones ordinarias cuya simplicidad se consideraba purificadora. La estricta observación de las virtudes fundamentales de lealtad y piedad superaba en amplia medida el horizonte de la familia. Exigía un sentimiento de dignidad en relación con uno mismo y de humanidad en relación con el prójimo. Todos los tipos de relación entre los hombres se reglamentaron así minuciosamente. El control constante de sí mismo, el respeto por los ritos y la cortesía formal fueron las cualidades que se requerían de todos.
    Inspirado por el "Bushido" (jalonado por la resignación y la aceptación del orden) el Samurai estaba preparado para sacrificar gustosamente la vida en las batallas que se libraban en cualquier momento , al mismo tiempo que procuraba cultivar este espíritu en tiempos de paz (por eso los símbolos del samurai son el sable y la flor del cerezo -Sakura-, que se desprende del árbol en todo su esplendor, lo mismo que él daba su vida en plena juventud si era preciso); de modo que, por el lado positivo, se requerían la fuerza ejecutiva de una resolución firme y valiente, poca adhesión al presente, franqueza, probidad, etc, mientras, por el lado negativo, se necesitaba el espíritu de conciencia de sí mismo, prudencia, decoro, desinterés, sacrificio, etc.
    En resumidas cuentas, era una manera de pasión ardiente de gratitud y devoción basado sobre la idea de cooperación y mutua asistencia y de abnegación por el conjunto, que se manifiesta en los actos de lealtad, fidelidad, cariño, amor y afección en las relaciones entre el Soberano y súbditos, el señor y los vasallos, el amo y los sirvientes, padres e hijos, esposos y esposas, entre hermanos y entre compatriotas. Si nos remontamos a la época del sistema familiar de la antigüedad, desde que tomó la forma de relaciones entre los amos y sirvientes, desarrolladas bajo el gobierno militar, se desenvolvieron los lazos especiales de grupos cuasi-consaguíneos entre los no parientes; por ejemplo: se creó un modelo ideal de relaciones entre los jefes y seguidores, entre superiores e inferiores, entre maestros y alumnos, como el sistema de "nazuke-oya" (padrinos), y el de "gokenin" (vasallos o paniaguados), y fomentó el espíritu de bondad y obligación y de lealtad inmutable, que se manifestaron en expresiones como estas: "La relación entre el Soberano y el súbdito es la del pez y el agua", o de "uña y carne" y también: "se da el corazón por el corazón", etc.
    Esta moralidad social de mutua ayuda, no solamente se apoyó en el espíritu de los llamados cuatro beneficios del Budismo, del cielo y tierra, del Soberano, de los padres y de todos los seres humanos, sino que basándose en este espíritu se reconoció el sentido ético de las recíprocas relaciones que han de perdurar tres vidas entre los jefes y sirvientes, dos existencias entre los maridos y mujeres, y una entre los padres e hijos, dándose la mayor importancia a las relaciones entre el Soberano y súbditos. Así mismo, las virtudes de fidelidad y piedad filial, gratitud e inmolación se revelaron muy bien en un modo de vida y muerte que llegó a ser común entre la clase militar, pues el Budismo les enseñaba las penas mundanas de la existencia, enfermedad, vejez y muerte que sufren los hombres, y ellos para vencer estas aflicciones, se esforzaron por llegar el estado del despertamiento espiritual y de la salvación predicados por el mismo Budismo. Estaban siempre preparados a sacrificar un individuo, si él con su muerte podía salvar a un grupo; se creyó que el medio de no temer la muerte consistía en sacrificar el "ego" relativo encerrado en el cuerpo, y salvar el "ego" absoluto, este es, a los padres e hijos, familias, parientes, amantes, jefes y sirvientes, nación, etc.; y por ende, afanándose por "inmortalizar su nombre", tuvieron vergüenza de llevar inútilmente una vida ociosa. No cabe duda que todo esto se relaciona con la comunidad de oraciones de la secta Budista de Jôdo, y con la práctica de meditación de la secta de Zen (Dhyäna), al mismo tiempo que se apoya en el espíritu de la salvación y abnegación del Budismo y el estoicismo del Confucianismo.
    Por ser todos mortales, el deseo y la preocupación constante de todo samurai, era conocer "la manera de morir" y escoger " el lugar y circunstancias propios para la muerte". En consecuencia, el sentimiento natural del hombre de temor a la muerte, fué sustituido por el entrenamiento para decidirse y disponerse a morir, y se concentró la atención en el modo de morir con honor y perpetuar el buen nombre de sus antepasados y de la patria. Así nacieron los actos de sacrificio como "migawari" (sacrificarse por otro), y "junshi" (suicidio en la muerte de su señor), así como también se estableció la relación inalterable entre amos y sirvientes en el sentido de que "los vasallos fieles no deben servir a dos señores".
    Esta filosofía fué la que creó el principio de la "tranquilidad en la acción", y engendró el fervor sacrificador, la magnanimidad del espíritu, y dió a la vida y sentimiento de los guerreros el caracter de refinamiento, tolerancia, modestia, honradez, candor, etc.
    Tales son las características del Bushidô.
    El Código de Bushido
    Introducción
    Bushido, literalmente traducido como "El Camino del Guerrero", se desarrollo en Japón entre las eras Heian y Tokugawa (S.IX-XII). Era un modo de vida y un código para el samurai, una clase de guerreros similar a los caballeros medievales de Europa.
    Estaba influenciado por el Zen y el Confucionismo, dos diferentes escuelas de pensamiento de esos periodos. El Bushido pone el énfasis en "Lealtad, auto-sacrificio, justicia, sentido de la vergüenza, modales refinados, pureza, modestia, frugalidad, espíritu marcial, honor y afecto"
    Principios
    Estos son los siete principios que rigen el código de Bushido, la guía moral de la mayoría de samurai de Rokugan. Sed fieles a él y vuestro honor crecerá. Rompedlo, y vuestro nombre será denostado por las generaciones venideras.
    1. GI - Honradez y Justicia
    Sé honrado en tus tratos con todo el mundo. Cree en la Justicia, pero no en la que emana de los demás, sino en la tuya propia.
    Para un auténtico samurai no existen las tonalidades de gris en lo que se refiere a honradez y justicia.
    Sólo existe lo correcto y lo incorrecto.
    2. YU - Valor Heroico
    Álzate sobre las masas de gente que temen actuar. Ocultarse como una tortuga en su caparazón no es vivir.
    Un samurai debe tener valor heroico. Es absolutamente arriesgado. Es peligroso. Es vivir la vida de forma plena, completa, maravillosa. El coraje heroico no es ciego. Es inteligente y fuerte.
    Reemplaza el miedo por el respeto y la precaución.
    3. JIN - Compasión
    Mediante el entrenamiento intenso el samurai se convierte en rápido y fuerte. No es como el resto de los hombres. Desarrolla un poder que debe ser usado en bien de todos.
    Tiene compasión. Ayuda a sus compañeros en cualquier oportunidad. Si la oportunidad no surge, se sale de su camino para encontrarla.
    4. REI - Cortesía
    Los samurai no tienen motivos para ser crueles. No necesitan demostrar su fuerza. Un samurai es cortés incluso con sus enemigos. Sin esta muestra directa de respeto no somos mejores que los animales.
    Un samurai recibe respeto no solo por su fiereza en la batalla, sino también por su manera de tratar a los demás. La auténtica fuerza interior del samurai se vuelve evidente en tiempos de apuros.
    5. MEYO - Honor
    El Auténtico samurai solo tiene un juez de su propio honor, y es él mismo. Las decisiones que tomas y cómo las llevas a cabo son un reflejo de quien eres en realidad.
    No puedes ocultarte de ti mismo.
    6. MAKOTO - Sinceridad Absoluta
    Cuando un samurai dice que hará algo, es como si ya estuviera hecho. Nada en esta tierra lo detendrá en la realización de lo que ha dicho que hará.
    No ha de "dar su palabra." No ha de "prometer." El simple hecho de hablar ha puesto en movimiento el acto de hacer.
    Hablar y Hacer son la misma acción.
    7. CHUGO - Deber y Lealtad
    Para el samurai, haber hecho o dicho "algo", significa que ese "algo" le pertenece. Es responsable de ello y de todas las consecuencias que le sigan.
    Un samurai es intensamente leal a aquellos bajo su cuidado. Para aquellos de los que es responsable, permanece fieramente fiel.
    Las palabras de un hombre son como sus huellas; puedes seguirlas donde quiera que él vaya.
    Cuidado con el camino que sigues.
    Algunos comentarios de Mirumoto Jinto sobre el código de Bushido:
    Sobre el valor:
    El camino del valiente no sigue los pasos de la estupidez.
    Sobre la lealtad:
    Un perro sin amo vagabundea libre. El halcón de un Daimyo (Señor Feudal) vuela más alto.
    Solo hay una lealtad superior a la del samurai hacia su Daimyo: la del Daimyo hacia sus súbditos.
    Sobre el Respeto:
    Un alma sin respeto es una morada en ruinas. Debe ser demolida para construir una nueva.
    Sobre la Excelencia:
    La perfección es una montaña inescalable que debe ser escalada a diario.
    Sobre la Venganza:
    La ofensa es como un buen haiku (Breve poema japonés de tres versos): puede ignorarse, desconocerse, perdonarse o borrarse, pero nunca puede ser olvidada.
    Sobre la Espada:
    Mi hoja es mi alma. Mi alma pertenece a mi Daimyo. Ultrajar mi hoja es afrentar a mi Daimyo.
    Sobre el Honor:
    La muerte no es eterna; el deshonor, sí.
    Sobre la Muerte:
    El samurai nace para morir. La muerte, pues, no es una maldición a evitar, sino el fin natural de toda vida.

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